El sector de la construcción se encuentra inmerso en un conjunto de desafíos económicos, medioambientales y sociales muy complejos, pero también prometedores. Al igual que otros sectores, la construcción está asistiendo a su propia «revolución digital» que, sin embargo, hasta el momento solo venía aportando mejoras modestas en términos de productividad.
Se está adoptando con rapidez la metodología BIM como herramienta estratégica para ahorrar costes, mejorar la productividad y la eficiencia de las operaciones, aumentar la calidad de las infraestructuras y mejorar el comportamiento medioambiental.